Un ritmo de tambor lento, respaldado por riffs de guitarra eléctrica distantes, crea una melodía inquietante y cuestionadora, diseñada para proyectos relacionados con el crimen, como detectives, policía, FBI o aquellos que implican sospecha o elementos de tensión. Es ideal para escenas de reflexión profunda o proyectos que requieren tensión dramática o suspenso.